Las prácticas de curar por medio de la tierra, arcilla, barro, etc., son tan antiguas como el hombre mismo.
Hipócrates, el gran padre de la medicina natural moderna, ya recomendaba la geoterapia. El uso de la arcilla estaba muy extendido en Egipto. El médico griego Dioscórides, le atribuía “una fuerza extraordinaria”. El “príncipe de los médicos”, el árabe Avicena, así como el anatomista griego Galeno, la elogiaba en sus escritos, y anteriormente, el naturista romano Plinio el Viejo, le dedicó un capítulo entero en su Historia Natural.
Imagina lo terapéutica que puede llegar a ser la arcilla aplicada en la piel, que los animales, cuando tienen una herida, corren instintivamente a embadurnarse de barro para calmar y regenerar sus heridas.
Aunque existen distintos tipos de arcilla, todas ellas comparten características similares:
Antiséptica, calmante y antiinflamatoria, estimulante del sistema inmunológico, estimula
el sistema circulatorio y linfático, regenera los tejidos gracias a sus muchos minerales…
Tipos de arcilla:
Arcilla verde:
Es la más utilizada, rica en magnesio, sílice y potasio. Es antiinflamatoria, analgésica, desintoxicante, remineralizante y absorbente. Suele usarse para tratar edemas en las piernas, celulitis, inflamación, dolores articulares y musculares, golpes, hematomas, entre otros.
Arcilla blanca:
Se considera la arcilla de mayor pureza. Está compuesta principalmente por silicio y aluminio. Es antibacteriana, antiinflamatoria y cicatrizante, absorbe las toxinas y ayuda a combatir el estreñimiento. Se suele utilizar en tratamientos estéticos, para problemas de piel e incluso en enjuagues bucales y gargarismos.
Arcilla roja:
Tiene múltiples virtudes medicinales, posee un alto contenido de óxido de hierro. Se utiliza para curar la rigidez y la inflamación en las articulaciones. También es útil para tratar problemas circulatorios y fiebre.
Arcilla Rosa
Es una mezcla entre la arcilla roja y la blanca. Se utiliza mayormente para hacer mascarillas faciales y capilares.
Arcilla negra
Efecto cicatrizante y regenerador. Se usada para eliminar contracturas e inflamaciones.
Algunas aplicaciones de la arcilla:
Existen diversas aplicaciones, por lo tanto, una vez se ha preparado la arcilla, se debe mezclar con los siguientes componentes según la dolencia a tratar:
Trastornos agudos del hígado: Amasar con cocimiento de cardo mariano y aplicar tibia directamente sobre la zona hepática, cubriéndola con paño de lana, colocar al acostarse manteniéndola toda la noche. Al retirarla limpiar con zumo de limón, aplicar tres gotas de aceite esencial de romero y realizar suaves frotaciones (girando en el sentido de las agujas del reloj) con los dedos de la mano derecha hasta su absorción.
Inflamación prostática en casos agudos: Amasar con cocimiento de gayuba y aplicar fría directamente sobre la parte inferior del abdomen, cubriéndola con paño de lana, se pueden colocar de tres a cinco cataplasmas al día con una duración de una hora o al acostarse manteniéndola toda la noche. Al retirarla humedecer con zumo de limón aplicar tres gotas de aceite esencial de tomillo y realizar suaves frotaciones (girando en el sentido de las agujas del reloj) con todos los dedos de la mano derecha hasta su absorción.
Inflamación de la vejiga urinaria: amasar con cocimiento de vara de oro y aplicar fría directamente sobre la zona de la vejiga, cubriéndola con paño de lana, se pueden colocar dos o tres cataplasmas al día con una duración de una hora o al acostarse manteniéndola toda la noche. Al retirarla humedecer con zumo de limón aplicar tres gotas de aceite esencial de tomillo y realizar suaves frotaciones (girando en el sentido de las agujas del reloj) con todos los dedos de la mano derecha hasta su absorción.
Amigdalitis: Amasar con zumo de limón y aplicar fría directamente sobre la zona de las amígdalas, cubriéndola con paño de lana, se pueden colocar dos o tres cataplasmas al día con una duración de una hora o al acostarse manteniéndola toda la noche. Al retirar, limpiar con agua templada, aplicar tres gotas de aceite esencial de tomillo y realizar suave frotaciones (girando en el sentido de las agujas del reloj) con el dedo pulgar derecho hasta su absorción.
Trastornos en general del estómago: Amasar con cocimiento de angélica y aplicar fría directamente sobre la zona estomacal, cubriéndola con paño de lana, se pueden colocar dos o tres cataplasmas al día con una duración de una hora o al acostarse manteniéndola toda la noche. Al retirarla limpiar con zumo de limón, aplicar tres gotas de aceite esencial de manzanilla amarga y realizar suaves frotaciones (girando en el sentido de las agujas del reloj) con todos los dedos de la mano derecha hasta su absorción.
Inflamación aguda de los intestinos: Amasar con cocimiento de tomillo y aplicar fría directamente sobre la zona intestinal, cubriéndola con paño de lana, se pueden colocar dos o tres cataplasmas al día con una duración de una hora o al acostarse manteniéndola toda la noche. Al retirarla limpiar con zumo de limón, aplicar tres gotas de aceite esencial de tomillo y realizar suaves frotaciones (girando en el sentido de las agujas del reloj) con los dedos de la mano derecha hasta su absorción.
Preparación de la arcilla:
Para prepararla se utiliza un recipiente cóncavo esmaltado, de tierra, de madera, de vidrio, pero nunca de metal ni de material plástico. Se le va añadiendo agua (o los compenentes que hemos indicado para cada dolencia), pero siempre es mejor que la masa sea un poco blanda, porque es mas fácil añadir arcilla para espesar, que agua para ablandar. Se deja reposar sin manipular, no se debe tocar hasta el momento de su utilización. Siempre que sea posible, expondremos el recipiente al sol y lo cubriremos con una gasa para protegerlo de las impurezas. Es preciso sustraer la arcilla al contacto directo con una fuente de calor viva. El baño maría es el método mas idóneo para mantener intactas sus propiedades. Si se prepara por anticipado para varias cataplasmas, no se debe calentar mas que la parte que se necesita. Para preparar la cataplasma colóquese sobre una mesa un pedazo de tela o una balleta de celulosa, sin colores, plegado en dos o cuatro dobleces. Mediante una espátula o una cuchara de madera se extiende una capa regular de arcilla sobre el tejido.
La arcilla está llena de sorpresas. La clave de su eficacia parece estar en sus componentes minero-medicinales y energéticos que contribuyen a poner en marcha los mecanismos que ayudan al cuerpo a recuperar la salud. Se trata, de una posibilidad terapéutica al alcance de todos, natural, sin efectos secundarios, y de contrastada utilidad.
Génesis Gutiérrez