¿Cuál es la razón de ser de la astenia primaveral? ¿Por qué ese sentimiento de cansancio y apatía justo cuando el día es más largo, cuando hay más horas de luz, cuando la naturaleza despierta? Cuando más activa, dinámica, feliz y viva está la naturaleza, el ser humano se encuentra cansado y apático ¿Por qué?
En los cursos de naturopatía podemos descubrir que la respuesta es sencilla; no seguimos el ciclo vital de las estaciones. Observemos a la naturaleza: muchos animales en invierno hibernan, se esconden en sus guaridas, hacen acopio de alimentos y no salen hasta que despunta la primavera. Los animales que no hibernan, bajan muchísimo su actividad, no hay casi alimento, el mal tiempo, hace que los animales busquen refugio. Si observamos a las plantas, en invierno hay muchas de ellas que han perdido totalmente las hojas, parecen inactivas, como dormidas, de hecho el invierno es el momento de la poda de los árboles.
Si observamos al hombre tal cual se vivía sin los avances de los últimos siglos, cuando no había electricidad ni calefacción, el invierno era la estación de menos trabajo, los campos estaban parados, no hay que siembra, ni recolección, es la estación mas pasiva de todas, además, a media tarde ya es de noche y hace mucho frío, con lo cual lo único que se podía hacer es estar en casa, junto a la lumbre. EL invierno era la estación en que las mujeres hacían los ajuares y los hombres trabajaban la madera, actividades todas ellas que se hacían en casa porque no se podía salir. En cierto modo podríamos decir que sin electricidad ni calefacción, el ser humano semi-hibernaba.
En estas condiciones, realmente el ser humano pasaba todos los meses de frío con una gran inactividad y encerrados en sus casa, cuando llegaba la primavera, el día alargaba y el frío remitía, las gentes estaban muy descansadas y con unas muchísimas ganas de salir de sus casas, de tener actividad, de trabajar… Estaban en conexión con la naturaleza: en primavera todo renace, la energía aumenta y el ser humano así lo vivía.
En cambio ahora, en la actualidad, el ser humano ha descubierto cómo alargar las horas de luz con electricidad y cómo calentar los puestos de trabajo. Ahora pensamos al revés: en el invierno, como el día es corto y hace frío, no puedo disfrutar de las vacaciones, por tanto lo mejor que puedo hacer es trabajar cuanto más posible para poder coger las vacaciones en verano. La mayoría de nosotros al empezar septiembre, tenemos la sensación de que las vacaciones y el descanso han acabado y que empieza la temporada de trabajo, solemos decir “ahora a coger la rutina”. Durante todo el otoño y el invierno estamos centrados en el trabajo. Al llegar la primavera sentimos el renacer de la naturaleza, sentimos el sol, la luz y la vida que nos llama, tenemos deseos de salir más, de realizar más actividades….pero, nuestro cuerpo físico, al llegar la primavera está agotado. Sentimos el impulso de la primavera, pero las fuerzas no nos acompañan, de ahí el sentimiento acusado en la primavera de agotamiento.
Si observamos la naturaleza, la primavera sería la estación de mayor actividad, en verano, en las duras horas de sol de mediodía se debería descansar, pero el resto del día todavía es muy largo y permite la actividad, en el otoño empezaríamos a bajar el ritmo de trabajo y en el invierno tocaría descansar. Si siguiésemos este ritmo, con la llegada de la nueva primavera, tendríamos el cuerpo físico totalmente descansado y con ganas de subirse a la energía y vitalidad de la primavera. Pero en la actualidad la mayoría de nosotros, se va de vacaciones en verano, y como las vacaciones sean todo descanso, al final lo único que va a pasar es que vendrá el aburrimiento, empezamos el trabajo fuerte en otoño, lo continuamos en invierno, a la primavera llegamos agotados, y al verano ya estamos necesitados de vacaciones urgentemente.
La primavera es el renacer y el resurgir de la naturaleza y la vida, el ser humano siente esa energía, siente ese deseo de actividad, pero su cuerpo llega cansado y sus fuerzas no le acompañan, de ahí, el síndrome de la astenia primaveral. Otro síntoma asociado al modo actual de vivir la vida.