En nuestros cursos de Naturopatía estudiamos que las enfermedades tienen un plano de tratamiento más profundo que el mero tratamiento físico, el desencadenante de la mayoría de las enfermedades, la causa última es un bloqueo a nivel emocional. Una de las asignaturas del segundo curso de naturopatía es la Somatología de las enfermedades, donde estudiamos qué nos dicen las enfermedades, cómo nos indican qué está fallando en nuestra vida.
Tal vez el ejemplo más evidente sean las depresiones, cuando me siento deprimido y he perdido la ilusión por vivir, evidentemente lo que está fallando es mi vida, algo en mi vida va muy, muy mal, tan mal que ya no tengo ganas de seguir viviendo, tal vez esté en un trabajo que no me motiva, o aguantando una relación de pareja que no me hace sentir feliz algo en mi vida me hace infeliz. Tengo dos opciones, me medico, me anestesio y sigo con lo mismo, en naturopatía decimos que estaremos cronificando la enfermedad, o bien, elijo cambiar mi vida, con todo lo difícil que esto pueda resultar, en naturopatía lo llamamos crisis curativa. Hago un cambio radical en mi vida y vuelvo a elegir qué vida deseo para mí.
Esto mismo pasa con la mayoría de enfermedades, vamos a poner otro ejemplo, los resfriados, observemos qué pasa cuando uno está resfriado: se siente mal, le duele todo, solo quiere estar acostado y dormir y además dices: “no te me acerques que te pego el resfriado”. El resfriado, en muchos casos, es la excusa perfecta para que te dejen tranquilo y poder descansar. Nos resfriamos porque nos agotamos, estamos cansados, nuestro cuerpo necesita un descanso (tanto a nivel físico como emocional), nuestras defensas bajan y nos resfriamos. De nuevo tenemos dos opciones, nos medicamos y seguimos trabajando, con lo que no dejaremos de cumplir con nuestras obligaciones por un resfriado, pero esteremos cambiando la enfermedad de sitio, en lugar del resfriado, con el tiempo, tendremos nuestro sistema nervioso tan agotado que lo que generaremos es una enfermedad de sistema nervioso, estrés, ansiedad, taquicardias, hipertensión, etc. (otra manera de cronificar en la que la enfermedad profundiza en tejidos, tal y como lo estudiamos en nuestros cursos de naturopatía). O bien, la otra opción sería, me permito resfriarme y aislarme del mundo y de las personas un par de días, mientras me recupero del resfriado, mi sistema nervioso se recompone y se fortalece. Pero, cuál sería la mejor opción: no necesitar la enfermedad, cuando siento que me agoto o las relaciones personales me agobian, pido un descanso, me permito irme dos días yo solo a meditar y pensar, y no necesito la excusa de la enfermedad para nada.
Mientras la enfermedad nos sea necesaria existirá, cuando sepamos darnos cuenta de lo que nos sucede y actuemos para corregirlo, la enfermedad dejará de existir. Como dijo Eduard Bach, la enfermedad, nos habla, es un correctivo que nos está indicando que algo va mal en nuestras vidas, que nos alejamos de nuestro camino. La enfermedad es nuestra aliada, cuanto antes la “escuchemos” y comprendamos lo que nos dice, más rápido aprenderemos y menos la necesitaremos.
Podríamos hablar largo y tendido sobre este tema (lo haremos en próximos artículos), pero hoy me interesa en especial centrarme en qué nos indican las enfermedades cuando afectan a los niños, a la infancia y cada vez en mayor medida. Toda enfermedad que afecta a un niño, indica que está somatizando algo de los padres, normalmente, todas las enfermedades (caso a parte de las genéticas o de nacimiento que tienen explicaciones deferentes) que padecen los niños hasta los seis o siete años son somatizaciones de conflictos de los padres (también hablaremos de esto en mayor medida más adelante), pero aquellas enfermedades que empiezan a ser muy frecuentes en los niños, nos hablan de conflictos sociales, ya no familiares o de los padres (que también), sino, más allá de ello de errores y conflictos de una sociedad entera y que nuestros niños nos reclaman que arreglemos. Pensemos en el colesterol y la diabetes infantil, cada vez más frecuentes, nos hablan de que la alimentación en general de nuestros niños es muy deficiente, pero qué representa el alimento, el alimento representa el amor de los padres, de quienes nos alimentan ¿quién alimenta a los niños, no solo a nivel físico sino también emocional? los padres, los padres no están, no tienen tiempo para dar a sus hijos una alimentación de calidad, comer es algo secundario, se come cualquier cosa, o mejor dicho, se comen dulces para paliar el sentimiento de falta de cariño. El azúcar simboliza el “mimito”, el acto de cariño, cuando no hay tiempo de calidad de los padres con sus hijos, este amor se sustituye por el dulce.
¿Y la hiperactividad y el déficit de atención? una reciente “enfermedad” que se está medicando con fármacos brutales en muchos niños (y cada vez más), esta enfermedad es una somatización de una sociedad que vive en prisas (hiperactividad) y no tiene tiempo de prestar atención a los detalles más importantes del día a día: las relaciones personales y familiares y más en concreto las relaciones con nuestros hijos (déficit de atención).
Más claro no puede hablar la enfermedad, cuántos niños van a tener que pagar sus consecuencias antes de que decidamos cambiar esta sociedad en la que vivimos.
Rosana Ferre Blanquer