El Drenaje Linfático Manual (DLM ) surgió, como tantos descubrimientos que han beneficiado a la humanidad, gracias a la observación de una persona que anhelaba ayudar a los demás. A principio de los años 30, el Dr. Emil Vodder, autentico creador de esta técnica, comprobó que muchos de sus pacientes con problemas en las vías respiratorias mejoraban cuando se les efectuaba masaje sobre los nódulos de los ganglios linfáticos del cuello. Los magníficos resultados obtenidos con este sistema le indujeron a pensar que se podía trabajar igualmente sobre todos los ganglios superficiales del cuerpo e incidir sobre el sistema linfático. Pronto comprobó que el método manual que él había creado tenía un importante efecto beneficioso sobre el sistema nervioso e inmunológico, y una destacada acción drenante sobre los tejidos. El Dr. Emil Vodder prosiguió sus estudios y creó el «Drenaje Linfático Manual» como un método de masaje terapéutico tremendamente eficaz.
Rápidamente, médicos, fisioterapeutas y esteticistas se hicieron eco de sus investigaciones y difundieron el DLM hasta hacerlo imprescindible en el tratamiento conservador de los linfedemas. El Drenaje Linfático Manual es la gran aportación del Dr. Vodder a la medicina y la estética, siendo hoy miles los linfoterapeutas que aplican su método en todo el mundo.
Hay tres elementos que resultan fundamentales para la aplicación de un buen Drenaje Linfático Manual, éstos son: la lógica, el ritmo y la presión.
La lógica:
Siempre que se aplica un tratamiento con Drenaje Linfático Manual, es importante tener presente que la circulación linfática lleva una única dirección, siempre hacia el corazón. El propósito es encauzar la linfa en esta dirección, teniendo en cuenta la localización de las unidades ganglionales, para dirigir los movimientos hacia éstas. Lógicamente para drenar hay que comenzar desahogando la salida, por esta razón todos los tratamientos de Drenaje Linfático Manual comienzan por liberar la zona del «terminus», en las fosas claviculares. Si se salta esta fase preliminar no se facilitaría el drenaje de la linfa que traemos desde otras zonas, provocando una acumulación o encharcamiento de linfa en la zona del cuello.
El ritmo:
Es importante respetar el ritmo natural de la circulación linfática, que avanza a oleadas producidas por las compresiones sucesivas de los vasos linfáticos. Para seguir este ritmo cada movimiento de las técnicas manuales del DLM debe durar entre 4 y 5 segundos, dejando 1 ó 2 segundos en cada pausa. Para mantener el mismo ritmo durante toda la sesión es aconsejable utilizar fondos musicales suaves y constantes.
La presión:
Los movimientos del Drenaje Linfático Manual llevan implícita un presión muy suave, casi imperceptible. Esta presión nunca puede producir dolor, por el contrario la sensación es de alivio, sin dejar enrojecimientos en la piel. Podría considerarse como un movimiento de empuje ligero y superficial, que tiene como finalidad movilizar la linfa hacia la dirección indicada.
(texto del Dr. Vodder explicando su método)
El tratamiento terapéutico del sistema vascular linfático no es sencillo porque los vasos linfáticos son finos como hilos de seda y los capilares linfáticos son todavía más finos y delicados que éstos. Los movimientos del masaje clásico no producen ningún efecto de drenaje. Si nosotros practicamos un masaje con movimientos duros y rígidos de las manos, presionamos la sangre desde un tejido al otro pero los jugos regeneradores no pasan de un tejido al otro según sus características propias. A veces, sólo conseguimos reventar los capilares produciendo hematomas. Por esto tuvimos que elaborar una técnica completamente nueva. Para conseguir un efecto de drenaje más abundante, hemos estudiado un determinado sistema de movimientos de bombeo, como cuando una bomba absorbe los jugos y los impulsa; esto es, nuestros movimientos se introducen y salen del tejido en forma de espiral. El drenaje de los vasos linfáticos se halla vinculado a la mano y ningún instrumento puede sustituir a unas manos hábiles.
Si estos refinados movimientos se realizan con la conciencia en la punta de los dedos (suaves como patitas de gato) alcanzamos un relajamiento tal que la linfa fluye.
Oxígeno fresco y sustancias activas penetran en el tejido intersticial para alimentar y regenerar las células. Los movimientos de drenaje circulares y en espiral son movimientos vitales. El giro de las manos hacia dentro y hacia fuera con un efecto de presión sobre el tejido en aumento y disminución (creciendo y decreciendo), es muy semejante al movimiento del corazón con su sístole y su diástole. Como es sabido, el ritmo del corazón es de 8 décimas de segundo, y el corazón reposa durante 4 décimas de segundo. Así, pues, el corazón reposa tanto tiempo como trabaja y es por esto que, normalmente, puede trabajar durante 100 años. Conocemos masajistas que dominan nuestro método de tal manera que pueden llevar a cabo los tratamientos sin esforzarse ni cansarse, jugando con la tensión y la distensión.
El objeto del drenaje de los vasos linfáticos es llevar el líquido gastado de los tejidos desde la cabeza y las distintas regiones del cuerpo hacia el cuello para que pueda fluir nueva linfa en los tejidos. El drenaje debe realizarse de manera suave, armoniosa, rítmica y con manos hábiles. Sobre todo las muñecas deben estar relajadas. Un masaje duro o una contracción pueden producir un cierre local de los capilares linfáticos y ocasionar la formación de nuevas infiltraciones.
Las manos hábiles deben ser tan rápidas y autónomas que puedan deslizarse sin dificultad, suavemente, sobre la piel seca, con lo que se obtiene un buen contacto con la epidermis y el tejido, lo que también facilita la explotación.
Cuando nosotros realizamos un drenaje completo de todo el sistema linfático influenciamos directamente sobre el 50% del tejido conjuntivo.
Supongamos que el efecto directo del DLM alcanza solamente 2 cm de profundidad; entonces, con una superficie cutánea de 2 cm cuadrados y un peso específico del cuerpo de 1,2, tenemos: 200 x 2 x 1,2 = 48 Kg. Si calculamos el peso medio del hombre, exceptuando los huesos, esto nos conduce, aproximadamente, a que mediante el tratamiento total se trate e influya directamente sobre la mitad de todo el tejido. Podemos resumir, pues, en cuanto al efecto del DLM, que él hace fluir todos los líquidos del cuerpo, líquidos del tejido conjuntivo y las molestias del metabolismo en el intersticio, refuerza el mecanismo de defensa de nuestro sistema linfático, nos conduce a un estado equilibrado del sistema nervioso, elimina también los estados.