Suele atribuirse el descubrimiento de la Iridología al médico húngaro Ignatz Von Peczely, que nació en Egervar, localidad cercana a Budapest, el 26 de Enero de 1826.A este conocido autor se le debe la famosa historia del búho, que ciertamente no se sabe si fue realidad o no.
Dijo Peczely que en su infancia entró un búho en su habitación, al tratar de atraparlo lo cogió de una pata y el animal, asustado y tratando de escaparse, se rompió la pata. En ese mismo momento al joven Peczely le apareció que en el iris del animal aparecía una señal, como una respuesta a esa fractura. No se sabe a ciencia cierta si esto fue una leyenda o sucedió en realidad, ya que numerosos iridólogos niegan esa posibilidad porque no han podido hallar signos irídicos en los animales o quizás a que han repetido el experimento con algún pobre búho.
Fue Peczely, quien tuvo el mérito de publicar la primera carta irídica, con una estructura similar a las que se utiliza hoy en día.
Fue el primero en reconocer que muchas veces había serias diferencias entre los signos que él veía y los hallazgos clínicos, cosa que aun sigue ocurriendo. Peczely sólo podía trabajar con una lupa de dos aumentos, y sin los medios de apoyo fotográfico y microscopio que poseemos hoy en día.
Fue el primer irídologo que sufrió por parte de las autoridades médicas la acusación de ejercer como “falso curandero” practicando la Iridología. Él pudo determinar, en el médico alópata que le acusaba, muchas enfermedades observando simplemente sus ojos, con lo cual dejó sorprendido al acusador quien tuvo que retirar su denuncia por fraude.
En Iridología, la primera topografía del iris que se conoce se atribuye a Ignatz Von Peczely, y fue publicada en la “hoja semanal homeopátia” en 1886. Las similitudes con las cartas más modernas son numerosas: cerebro, pulmones, riñones, hígado, corazón, columna vertebral y otras, están situadas en la misma posición que la mayoría de cartas irídicas más modernas.