Una alimentación sin productos de origen animal (sin huevo, leche, carne/pescado, etc.), no tiene por qué resultar aburrida ni insípida. Hay infinidad de posibilidades, combinaciones, sabores y texturas. En este apartado del blog encontrarás recetas deliciosas de todo tipo: entrantes, ensaladas, primeros y segundos platos, postres, etc. con ingredientes nuevos o con los habituales de cualquier cocina o supermercado. Desde recetas sencillas y rápidas para cuando no tenemos tiempo, a recetas de preparación más elaborada. También encontrarás sugerencias para bocadillos, zumos, batidos, etc. y ¡hasta recetas de tartas y bizcochos!.
Aprender a cocinar de forma vegana y empezar así a respetar a los demás animales puede parecer complicado en un primer momento, pero te aseguro que no lo es. Muchas de las recetas tradicionales se pueden preparar de la misma forma con tan sólo pequeños cambios en los ingredientes. No hace falta aprender platos complicados y laboriosos, por ejemplo puedes sustituir la carne en tus recetas de siempre, por legumbres u hortalizas, o por soja texturizada, tofu, seitán, heura, hamburguesas vegetales, salchichas de soja…, además en vez de utilizar leche de vaca puedes sustituirla fácilmente por leches vegetales de soja, de arroz, de almendra, de coco, de avena…, y los huevos utilizados como ingredientes de bizcochos, tortillas o para rebozados se sustituyen fácilmente por aceite, plátano, semillas o harina mezclada con agua. Os iré dando algunos consejos sobre como sustituir ciertos alimentos y os aseguro que las recetas quedan deliciosas. Te vas a sorprender de lo sencillo que es e incluso te darás cuenta de que muchas veces seguimos utilizando productos de origen animal por costumbre pero que no son para nada necesarios y así poco a poco, entre todos, contribuiremos a que cada vez se demanden menos y exista un cambio totalmente necesario en nuestra forma de alimentarnos.
De nuevo os traigo tres recetas, siguiendo la línea del primer artículo. Un entrante, un plato principal y un postre. Las tres son bastante sencillas de elaborar y con ingredientes de cualquier supermercado.
Empezamos por el entrante, unas croquetas de setas y bechamel. No hace falta decir que aunque yo he utilizado estos vegetales para el relleno, podéis utilizar los que más os gusten o los que tengáis en la nevera.
Lo primero que debemos hacer es trocear una cebolla y dejar que se vaya pochando en una sartén, con aceite de oliva. Mientras tanto vamos cortando el resto de verduras. Yo decidí hacerlas con tres zanahorias y una bandeja de setas variadas (en mi caso, la que venden en Mercadona). Una vez troceadas las añadimos a la sartén junto a la cebolla, una pizca de sal y pimienta negra y dejamos que se hagan a fuego lento. A mi me gusta tirarle un chorrito de vino blanco, pues le da un sabor buenísimo. Cuando estén listas añadimos una taza de leche de soja sin azúcares añadidos y dos cucharadas soperas de harina (maíz, espelta…) y mantenemos a fuego medio sin dejar de remover, hasta que la crema espese. Cuando espese, apagamos el fuego y volcamos la crema en una bandeja plana, hasta que se enfríe un poco antes de taparla y meterla en la nevera. Yo prefiero dejarla toda la noche pero podéis utilizarla a partir de las dos horas, es más sencillo darles forma a las croquetas si la masa reposa y se endurece un poco.
Cuando vayáis a preparar las croquetas, sacamos la bandeja de la nevera y dejamos que recupere temperatura, mientras en un bol ponemos abundante pan rallado, una pizca de sal, ajo en polvo y perejil.
Cogemos dos cucharas soperas y, con una de ellas, cogemos una porción de masa de tamaño moderado. Después la vamos pasando de una cuchara a otra, presionando, hasta darle una forma cilíndrica y algo más apretada. La volcamos en el bol y la rebozamos bien con el pan rallado. Seguidamente, con las manos le vamos dando la forma de croqueta. No te preocupes si al principio no te salen perfectas, es normal.
Cuando las tengas todas (a mi con estas cantidades me salieron 32 unidades) las pones en un tupper separadas con papel de cocina o en un plato y las metes al congelador un par de horas. Puedes freírlas directamente sin este paso, pero en mi experiencia, es más sencillo si están congeladas para que no se deshagan al meterlas en el aceite hirviendo. Finalmente, calentamos la sartén con un dedo y medio de aceite de oliva o de girasol y las freímos a fuego medio hasta que queden doradas. Lo mejor es dejarlas reposar un poco encima de papel de cocina para que absorban el aceite y servirlas calientes. ¡Están para chuparse los dedos! Yo las llevé para la cena de “Reyes Magos” con la familia y desaparecieron enseguida.
La siguiente receta es el plato principal. Las berenjenas rellenas de toda la vida pero cambiando la carne picada por soja texturizada. Quedan mucho más ligeras aunque la textura y el sabor es muy similar. Yo utilizo la soja de Mercadona o de Consum, cuesta menos de 3€ y tienes para varias recetas. La soja es una de las legumbres con mayor calidad nutricional. Es prácticamente proteínas en estado puro, y de mayor calidad que la carne. Sin grasas y con alto aporte de fibra y carbohidratos. Como la soja texturizada recibe un tratamiento de deshidratación posee un contenido de agua no muy alto y sus nutrientes se concentran, obteniendo una considerable cantidad de calcio, potasio, fósforo, vitaminas del complejo B y sobre todo es destacable su aporte de hierro cercano a los 9 mg por cada 100 gramos, cantidad que supera ampliamente a fuentes de hierro de origen animal. Por otro lado, contiene una cantidad apreciable de isoflavonas con función antioxidante para nuestro organismo.
El primer paso es, añadir una taza de soja en un bol con agua y dejarla reposar durante 20 minutos. Verás que aunque parezca poca cantidad después se hincha bastante. Seguidamente lavamos y cortamos por la mitad dos berenjenas. Intenta que las dos partes queden del mismo tamaño para luego rellenarlas más fácilmente. Metemos los 4 cachos de berenjena (con la piel hacia abajo) en el horno precalentado a 200 grados más o menos durante 30 minutos. Ahora, picamos una cebolla (finita) y lo mismo con los champiñones (yo utilicé media bandeja, donde ya van laminados).
Después la cebolla a la sartén con aceite y un poquito de sal. Cuando empieza a estar transparente añadimos los champiñones y cuando esté bien blandita, la soja.
Sacamos las berenjenas del horno, que estarán un poco doradas ya, y las vaciamos. Hay que hacerlo con cuidado, yo lo hice con una cuchara y un cuchillo y procurando que no se rompa la piel que luego vamos a rellenar. Luego la carne de la berenjena la podéis cortar en trozos y la añadís a la sartén. Mezcláis todo bien y por último añadís un bote de tomate triturado. Quedará como una especie de pisto, pero más seco. Las especias van a gusto de cada uno. Yo le puse pimienta, orégano, romero y ajo en polvo.
Colocáis las berenjenas vacías en la bandeja del horno y vais poniendo el relleno en cada una. Yo luego corté un trocito de tofu y lo rallé por encima de cada una de las berenjenas y le puse también un poco de perejil picado. De vuelta al horno durante unos minutos, con 3 o 4 bastarán porque los ingredientes ya están listos. Yo las metí más que nada por el queso. Y ¡listas! Podéis servirlas junto a un poco de arroz o de cuscús y es un plato delicioso y sencillo de hacer.
Por último, el toque dulce. Esta vez no es una tarta elaborada sino un postre típico y rápido de preparar. Las famosas ¡fresas con nata!. El truco está en la nata. Hay muchas formas de prepararla, a mi para la fresas me gusta con leche de coco, pero se puede preparar con cualquier leche vegetal.
La mejor es la leche de coco cruda, la que venden en bote no en brick. Debéis meterlo unas horas en la nevera y cuando lo abráis veréis que en la parte de arriba se ha solidificado parte de la leche, es esto lo que vamos a utilizar para la nata. El liquido que queda debajo lo guardo en la nevera para hacer batidos.
Sencillamente tenemos que batir la leche de coco hasta que espese y añadirle edulcorante. Puedes utilizar azúcar moreno o sirope de agave, e ir probándola hasta que esté a tu gusto. Lavamos y cortamos las fresas y ¡a comer!
Esta nata la podemos utilizar como sustituto de la nata “clásica” para cualquier receta, lo ideal es ir probando diferentes formas de prepararla hasta que encuentres tu preferida. Pero os aseguro que está mucho más buena que la de “siempre”. Nosotros este año tuvimos roscón de Reyes vegano relleno de nata y desapareció de la mesa en dos segundos. Todos nos dijeron que era el mejor roscón y la mejor nata que habían probado jamás. Y es que, a las personas se las conquista por el estómago :)
La semana que viene os traigo más recetas, pero podéis preguntarme cualquier duda que tengáis a través de los comentarios o a través del correo de Kyreo. También me podéis mandar recetas tradicionales para que las hagamos veganas o incluso fotos de las recetas para ver cómo os han quedado.
Por una alimentación saludable y sin sufrimiento animal. Un pequeño cambio puede generar grandes resultados.
¡Hasta pronto!
Génesis Gutiérrez