Porque la vuelta al cole y a nuestro trabajo debe ser una experiencia apasionante y enriquecedora para todos nosotros!!!
Septiembre es el mes de la “vuelta a la realidad”, después de las vacaciones, hemos bajado mucho el ritmo de trabajo de nuestro cuerpo, nos hemos olvidado de madrugar, de mantener la tensión y la atención que nos exige el trabajo y especialmente volvemos a mirar el reloj demasiadas veces al día, con ansia i casi siempre con prisa.
Para nuestros niños, es igual o tal vez incluso peor, ya que han tenido casi tres meses de vacaciones, en los que se han acostumbrado a no madrugar y a vivir de manera más relajada. Muchos de ellos habrán estado jugando al aire libre y acostumbrados a salir a la calle a lo mejor no van a llevar demasiado bien el tener que estar tantas horas sentaditos y quietecitos en clase, otros muchos habrán perdido el hábito de estudiar, y tantos otros se habrán acostumbrado en demasía a la inactividad. Por todo esto, la vuelta al cole para nuestros peques puede ser un poco dura los primeros días. ¿Cómo podemos ayudarles? El punto más importante es la motivación, si somos capaces de ilusionar a nuestros peques con la vuelta al cole ya no hay ningún problema, la mente de los niños es todopoderosa y la ilusión puede contra el aburrimiento, la pereza y la inactividad. Volver a ver a sus amigos, jugar en los patios, el profesor nuevo, nuevas asignaturas, sus asignaturas preferidas, todo lo que aprenderán en este curso, y lo mayores que ya son por ir a un curso más, son temas que de seguro consiguen fácilmente motivar a nuestros hijos. Pero, para aquellos niños a los que la experiencia del cole no les resulta motivadora, podemos ayudarles mucho con las flores de Bach. Tal y como estudiamos en nuestro curso de Flores de Bach, solemos darles Wallnut, que es la flor de Bach que le va a ayudar a adaptarse a los cambios tanto de horarios, como profe nuevo o especialmente si este año cambia de colegio o amigos. Si lo que siente el niño es miedo al colegio, podemos ayudarle con el Rock Rose, el Mímulus, y el Larch, especialmente en aquellos niños que aquejan dolor de barriga o de cabeza para poder no ir al cole. También podemos ponerles en las muñecas y en el plexo solar, unas gotitas de aceite esencial de mandarina para que se sientan más tranquilos y felices.
¿Y para nosotros los adultos? ¿Cómo nos ayudamos? El punto más importante, al igual que con los peques es la motivación. ¿Nos motiva nuestro trabajo? Esta es una pregunta que deberíamos hacernos. Nuestro trabajo nos tiene que gustar y nos ha e motivar, debemos tener la capacidad de realizar nuestro trabajo con ilusión, pues en él pasamos la mayor parte del día. Si nuestro trabajo no nos “encanta” pero nos aporta un sueldo, una seguridad económica, la motivación la debemos buscar en lo que nos permite hacer nuestro trabajo, no olvidar que es gracias a él que podemos mantener un casa, un hogar, nos permite tal vez pequeños (o grandes) caprichos, nos permite mantener hobbies que realmente sí llegan a motivarnos, y nos aporta una rutina, una obligación de madrugar, de arreglarnos para ir a trabajar, de obligarnos a estar atentos y simpáticos con compañeros y clientes, y todas estas cualidades aunque en un primer momento (especialmente a las 6 de la madrugada cuando suena el despertador) no las valoramos muy positivamente, son cualidades que nos mejoran como personas y que acaban sacando lo mejor de nosotros mismos. Esto, tal vez solo lo sepan aquellas personas que hayan perdido el trabajo y que tras dos años de inactividad solo sienten frustración, ya no están al día en los trabajos, han perdido habilidades laborales, pero también habilidades sociales, y esto solo lleva a la dejadez de uno mismo y a la depresión. Así que cuando esto se nos olvide, tal vez deberíamos para unos segundos a recordarnos lo afortunados que somos por tener un trabajo y lo especialmente afortunados que somos si además este trabajo nos gusta.
Aún así, una vez hemos conseguido motivarnos, puede quedarnos una sensación de aletargamiento físico, como si el cuerpo nos pesara más de lo habitual, como si todo costará más esfuerzo. En estos casos la toma de jalea real durante un mes puede marcar una gran diferencia, nos aportará fortaleza, refuerza nuestros nervios y nos permite soportar mucho mejor el estrés. Si vemos que el estrés empieza a convertirse en ansiedad pueden sernos de ayuda plantas que estudiamos en nuestro curso de fitoterapia como la Radiola o la Grifonia que nos permitirán adaptarnos mejor a la tensión y el estrés. Si lo que tenemos es muchísimo agotamiento, podemos reforzar la jalea real con guaraná o eleuterococo (cuidado con el ginseng que puede acelerarnos demasiado).
Que la vuelta al trabajo sea una experiencia apasionante y enriquecedora para todos vosotros!!!
Rosana Ferre