Sabemos que no es fácil, que después de tanta desconexión no apetece mover ni un dedo, que el ratón pesa como un oso y que no aciertas con las teclas del teclado,
El síndrome postvacacional como su nombre indica, es un síndrome que aparece después de las vacaciones. No es una enfermedad, sino un estado de malestar pasajero que no reviste gravedad alguna y que es fruto de un cambio de rutina.
¿Por qué nos cuesta adaptarnos a la rutina después de un periodo de descanso?
Lo primero de todo es entender el origen del problema. El ser humano organiza todo su tiempo en torno a una serie de costumbres y comportamientos, entre los que se encuentran los horarios de despertarnos, de acostarnos, las comidas, el trabajo… Y las vacaciones rompen con toda esa monotonía y por ello las disfrutamos sin pensar en limitaciones de ningún tipo. Precisamente por eso también, cuando acaban perdemos esa sensación de libertad, ya que debemos volver al estilo de vida habitual y a retomar los horarios y actividades y nos damos cuenta de que no contamos con la motivación que se supone que deberíamos tener sino más bien irritabilidad, cansancio y una sensación de apatía y tristeza.
Con este cuadro de debilidad generalizada y astenia. La persona no tiene ganas de hacer nada, no tiene fuerzas para enfrentarse al trabajo y puede sentirse incluso incapaz de tomar decisiones, por intrascendentes que estas puedan parecer. No son extraños los episodios de insomnio por la noche y somnolencia durante el día. La capacidad de concentración disminuye así como la tolerancia al trabajo que puede manifestarse como irritabilidad y ansiedad.
Durante las vacaciones nuestro biorritmo se ve claramente afectado.
Los periodos de descanso se alargan al mediodía y por el contrario aumenta la actividad nocturna. La hora de acostarse se retrasa y lo mismo sucede con la hora de levantarse.
Hay un desorden absoluto de hábitos, incluyendo las comidas y una ausencia total de rutina y obligaciones. La vuelta a la vida ordinaria puede suponer un cambio brusco para el organismo puesto que éste necesita un periodo de adaptación.
Si esta adaptación al nuevo ritmo de vida, no se produce con cierta rapidez, es fácil que se manifiesten los síntomas anteriormente descritos.
El detonante del síndrome postvacional es la vuelta al trabajo y es en este ámbito donde más se manifiesta. El trabajo se presenta como una tarea difícil y tediosa, la sensación de hastío incontrolable y se entra en un círculo vicioso donde las tareas se van acumulando.
Todo esto acostumbra a durar unas dos semanas sin embargo la intensidad y duración del síndrome postvacacional puede revelar la satisfacción personal de cada cual y poner a prueba si cada uno está siguiendo su verdadera vocación y lo que quiere hacer en la vida.
¿Cómo prevenir el síndrome postvacacional?
El mejor remedio contra el síndrome postvacacional es prevenirlo con la vuelta progresiva a la rutina y estimular la motivación. Lo ideal es volver de vacaciones dos días antes de volver al trabajo para organizar la vida familiar y reencontrarnos con nuestra vida habitual así como adaptarnos progresivamente a un nuevo horario y actividad.
En el trabajo es aconsejable marcarse metas alcanzables, hacer un poco más cada día, establecer un orden prioritario de las tareas pendientes empezando si es posible por lo que nos es más grato.
Y sobre todo no dejarse desalentar por los inconvenientes.
Las Flores de Bach son una excelente ayuda para superar este tipo de síntomas.
Hornbeam es el remedio para un cansancio que es más mental que físico. Este cansancio mental es un sentimiento de fatiga y falta de motivación ante la idea de realizar cualquier tarea, sobre todo si es rutinaria. Hornbeam nos aportará sentir mayor entusiasmo e interés por la vida pudiendo realizar el trabajo diario con energía y la mente despejada.
Walnut nos facilita el adaptarnos a situaciones de cambio.
Wild Rose nos aporta motivación cuando la sensación de apatía es tal que nos lleva a un sentimiento de resignación y sin ganas de esforzarnos.
Gentian nos ayuda a ver los aspectos positivos de nuestras obligaciones cotidianas.
Y personalmente a mí me gusta añadir Impatiens, muchas tareas se nos vienen encima durante el mes de septiembre, no solo en el trabajo también en el día a día personal y familiar. Hay que equipar a los más pequeños de la casa con uniformes, libros, ropa de gimnasia y demás y poner al día gestiones de todo tipo que durante las vacaciones han sido postergadas. Impatiens, nos ayudará a gestionar este cúmulo de tareas de una forma más ordenada y eficiente y que el estrés de querer tener todo controlado y a punto no nos sobrecargue.
Sari Aragonés Jiménez.
Terapeuta de Flores de Bach.
CENTRO ARESE.